sábado, 20 de julio de 2019

Danza de la apariencia.

Te tomas cuarenta fotos, elegís sólo una, la editas con cinco filtros y, finalmente, la subís a Instagram; twitteas sobre lo genial que es tu vida, pero la noche anterior no dormiste de tanto llorar ¿Por qué sólo mostramos lo bueno? ¿Acaso ese lado oscuro que tanto esfuerzo cuesta ocultar no es parte de nosotros? Nunca entendí esa danza de la apariencia que todos parecemos bailar; esa que pretende irradiar energía positiva y almacenar la negativa, esperando que nunca explote.
Las redes sociales están llenas de vidas utópicas, pero en el mundo real nos cruzamos día a día con caras tristes y ceños fruncidos ¿Por qué no dejamos de pensar en la opinión ajena y exponemos nuestros monstruos? Irónicamente digo esto oculta detrás de una pantalla mientras realizo esa danza, mientras me sumo a coreografía tan atractiva.

jueves, 11 de julio de 2019

Catarsis.

 Hoy escribo algo más personal, intimo, algo con lo que muchos se aburrirán, pero otros se sentirán  identificados. El hecho es que toda mi vida me sentí ajena a los grupos de personas: Porque era mala en educación física y nadie me elegía para su equipo; porque toda la secundaría fui "la amiga de", nunca destaqué, siempre fui una sombra; porque me aburrían las charlas sobre chicos; porque era la rara que se quedaba encerrada leyendo en el recreo; o porque salir a bailar no me gustaba; entre un sinfín más de razones.
 Todavía lucho por poder adaptarme, intento confiar en la gente, pero al instante me encierro en mi burbuja. Es una sensación extraña, querer formar parte, pero a la vez sentirse ajena. Quizás hasta esté enloqueciendo y este texto sea sólo un conjunto de frases incoherentes. Da igual, el punto de esto es simplemente expulsar parte de los pensamientos oscuros que se esconden en los lugares más recónditos de mi mente, asfixiándome al repetirse en un ciclo que nunca termina.