sábado, 20 de julio de 2019

Danza de la apariencia.

Te tomas cuarenta fotos, elegís sólo una, la editas con cinco filtros y, finalmente, la subís a Instagram; twitteas sobre lo genial que es tu vida, pero la noche anterior no dormiste de tanto llorar ¿Por qué sólo mostramos lo bueno? ¿Acaso ese lado oscuro que tanto esfuerzo cuesta ocultar no es parte de nosotros? Nunca entendí esa danza de la apariencia que todos parecemos bailar; esa que pretende irradiar energía positiva y almacenar la negativa, esperando que nunca explote.
Las redes sociales están llenas de vidas utópicas, pero en el mundo real nos cruzamos día a día con caras tristes y ceños fruncidos ¿Por qué no dejamos de pensar en la opinión ajena y exponemos nuestros monstruos? Irónicamente digo esto oculta detrás de una pantalla mientras realizo esa danza, mientras me sumo a coreografía tan atractiva.

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